domingo, 3 de enero de 2010

Puerto Varas

Salimos de Los Ángeles temprano, llegamos a la estación con la idea de coger el primer autobús que nos llevara Puerto Varas, por suerte eso es algo sencillo en Chile. Tienen una autovía que recorre el país desde el desierto de Atacama, al norte hasta Tierra de Fuego, al sur, es parte de la Ruta Panamericana que recorre el continente de norte a sur. En un país de varios miles de kilómetros de longitud y tan solo unos 200-300km de ancho, encontrar un bus que te lleve desde una ciudad al norte hasta otra al sur es lo más sencillo del mundo, como imginareis no tuvimos que esperar ni 30 minutos en la terminal hasta la salida de nuestro bus. Llegamos a Puerto Varas sobre la hora de comer. El pueblecito es super bucólico, realmente precioso, es una zona de colonización alemana, y se nota en todo!, es como un pedazo de suiza en Sudamérica, casitas alemanas, tartas típicas alemanas (riquiiiiiiisimas!!!) y lagos y montañas típicas que podrías encontrar en Austria o Suiza.

Puerto Varas es un pueblecito de tipo alpino a los pies del lago Llanquiué, al otro lado del lago puedes ver el volcán Osorno y a un lateral el volcán Calbuco...es un decir porque llegamos con lluvia (muy normal en Chile por lo que pudimos comprobar)y no pudimos disfrutar de la vista de los volcanes desde Puerto Varas hasta el último día, justo antes de irnos. Eso si, la vista era de postal..y de hecho compramos varias postales del Osorno por las fotos que no pudimos hacer.

Escogimos un lugar para hospedarnos (hostal el caminante) que bueno, si bien era barato e incluía en el precio desayuno e Internet, no era el mejor sitio para descansar, las habitaciones interiores daban a un bar de copas realmente ruidoso de noche y las exteriores eran un poquitín frías, la verdad, el concepto climalit parece no haber llegado a Puerto Varas.

Una vez solucionado el tema "cama" pasamos al tema "que hacer". El rafting nos habían dicho que era mejor hacerlo en Pucon y el caballo también. Al final nos decidimos a alquilar un coche (por unos 25 euros al día) porque nos salia mucho más barato que contratar tours turísticos y nos daba mucha más flexibilidad.
La primera visita obligada fué subir al volcán Osorno, por lo menos hasta donde se podía en coche, hasta la estación de esquí.
La subida fué preciosa. Ahora no puedo colgar fotos porque no va el lector de CDs del ordenador del hostal (que raro!), pero lo haré en breve.


Estación de ski del volcán Osorno (tapado por las nubes)

A la bajada nos paramos al lado de un lago para dar un paseo y comprar un trozo de tarta alemana (kuchen) que vendían en un pequeño chiringuito (riquiiisima!, acabamos repitiendo y encima te ponían unas porciones enormes por menos de 1 euro!!) Allí conocimos a una pareja de americanos de Idaho muy simpáticos (en este viaje los americanos han subido varios puestos en nuestra escala de valores, al parecer los simpáticos están todos viajando por el mundo XD), nos dieron valiosos consejos para viajar por el mundo. Ellos por ejemplo suelen elegir una zona y escogen un vuelo barato a un país de la región, deciden el país según el coste del billete, luego allí se mueven entre países con vuelos regionales, mucho más baratos (en Asia al parecer están tirados de precio) o por ejemplo en Sudamerica compran un coche cómodo donde puedan dormir si es necesario, viajan varios miles de kilómetros entre países y cuando les toca volverse lo venden. De esta forma pueden disponer de un vehículo durante uno o varios meses y a veces recuperan por completo el valor del coche. De todas formas siempre les sale más barato que un alquiler por el mismo tiempo..y además se ahorran noches de hotel y billetes de bus!.

Mos dejaron su mail por si necesitabamos algo (ya dije que eran muy majos) y nos despedimos. Siguiente parada los Saltos del Petrohué.


Zorro infraganti

Básicamente los saltos del Petrohué son unas caídas de agua que en condiciones de tiempo normales tendrían de fondo el volcán, pero a nosotros nos llovió a mares, que se le va a hacer. Una vez allí encontramos la posibilidad de acercarnos a los saltos desde el rio abordo de una lancha rápida. Bueno, ya estábamos empapados, que más nos daba un poco más, no?. No me pude resistir a llevarme la cámara y realizar un video desde la lancha, jeje..la cámara acabó empapada, pero luego la secamos con el aire del coche y ya está repuesta de la excursión, jajaja...aún sigue haciendo fotos la pobre.


Por último tomamos la carretera hacia Ralún...las vistas espectaculares, como de costumbre, pero estas especialmente bonitas, increíblemente verde, casi medio selvático y con valles de origen glaciar de paredes casi verticales. Nos enteramos que hay una ruta a caballo de 3 días cruzando por la falda del Calbuco y a lo largo del rio Petrohué...queda pendiente...

Carretera desde Ensenada a Ralún

Con el tiempo que hacia nos quedaban pocas opciones en puerto Varas. El último día visitamos Frutillar, un puueblecito cercano que mantiene todo el espíritu de los colonizadores alemanes que lo fundaron. Tiene un museo con casas coloniales restauradas, un espigón que se adentra en el Lago Llanquiué y un montón de mercados artesanales y casas donde se puede tomar un chocolate caliente con un trozo de tarta..mhhhh...


Molino alemán en Frutillar


Tuvimos la tentación de acercarnos también a Puerto Montt, la capital de la región, pero se nos quitaron las ganas después de leer como la Lonely Planet la describe como un lugar donde "Para los pesimistas, Puerto Montt puede ser más mugriento que un desguace de automóviles; los optimistas lo verán como un enorme antro. En cualquier caso, es un lúgubre centro de transportes, cuya cualidad principal es la cantidad de ofertas que atesora para escapar de él". Dan ganas de ir a verlo, eh?.

A este respecto hay que aclarar que a excepción de los pueblos bien conservados (generalmente por el turismo)el resto no son nada del otro mundo, o por lo menos no lo que conocemos como pueblecitos en Europa, a nos ser los formados como nuevos barrios residenciales a las afueras de las grandes ciudades. Generalmente son una sucesión de casas dentro de un trazado urbanístico cuadricular sin mucho lugar para la imaginación. Algunas ciudades mantienen un aire colonial o tienen un centro histórico que las salvan como es el caso de Valdivia, Corral, Niebla o Valparaiso. Otras se mantienen idílicas gracias al turismo como Puerto Varas, Viña del Mar Frutillar o Pucón y otras quedan como simples sucesiones de casas y centros de comunicaciones como Puerto Montt o Llanquiué.

En fín. Dejamos Puerto Varas con ganas de volver con más calma y hacer más cosas, volver con tienda de campaña y sacos de dormir y perdernos haciendo trekking por el parque nacional Vicente Rosales. Es un lugar para venir un mes entero y pasear, disfrutar y perderse.

El último día, a forma de despedida, se fueron las nubes, salió el sol y por fín pudimos apreciar el paisaje en todo su esplender con el Osorno de fondo. Tomamos el autobús para Valdivia y dejamos Puerto Varas.


Por fín, el último dia sale el sol!!:lago Llanquiué y volcán Osorno

Por cierto, las fotos no hacen apenas justicia al lugar, me quedo con las ganas de colgar muchas más pero no me admite más fotos

Santiago, Valparaiso y Los Ángeles

Llevo días sin postear, lo siento pero los días han sido muy cortos y la conexión no muy buena.

Seguimos el viaje desde Santiago. Allí nos quedamos un par de días en un aparthotel que nos reservó Mario, muy bonito en una muy buena parte de la ciudad, en la calle Vitacura (aparthotel Senlis) la zona es algo así como la City de Londres versión Santiago de Chile, muy bonito. Llegamos de noche así que no nos dió tiempo más que a ducharnos, cenar con Mario y sus hijos e irnos a dormir. Antes, Mario nos hizo un tour turístico nocturno por el centro de Santiago...fué todo lo que pudimos ver de la ciudad porque al día siguiente acompañamos a Mario a Viña del Mar, él se quedó en una reunión y nosotros nos fuimos de turisteo a ver Viña y Valparaiso. Son dos ciudades muy cercanas, tanto que la única línea de metro de Valpariso conecta ambas ciudades. Valparaiso se extiende hasta lo alto de unos cerros que dan al mar, por lo que la sensación, desde lo lejos, es de una grán extensión de casitas por las lomas de las montañas que dan al Oceano Pacífico. Dentro de la ciudad incluso existen ascensores y funiculares para ayudar a ascender y descender la ciudad. A la hora de visitar ambas ciudades todavia no habiamos comprado una guía de Chile así que nos limitamos a visitar el centro de Valparaiso y la playa y el paseo costero de Viña (es una ciudad algo más cara y snob que Valparaiso). Por supuesto tomamos el sol en la playa pero no nos bañamos porque el agua estaba realmente fría y la playa picaba bastante en vertical, es decir que dabas dos pasos y ya te cubria medio cuerpo..brrrr... metimos los dedos de los piés y ya con eso bastó, además, que habia bandera rojo y tampoco era plan de llevar la contraria el socorrista..ufff..menos mal que teniamos una excusa, jeje.

Regresamos a Santiago por la noche en cuanto Mario terminó su reunión, cenamos en un restaurante Brasileño con show en vivo y a la camita. El último día esperamos a que Mario terminara su última reunión y ya tiramos en coche para Los Ángeles, 510km al sur.
En los Ángeles nos esperaba Gabita, la mujer de Mario y parte de su familia. Era el día 24 de Diciembre. Víspera de Navidad.
El resumen de los días en Los Ángeles, por no escribir una parrafada, fueron: Comer, hablar, piscina, comer, paseo por los ängeles, comer (Aunque sea verano aquí la navidades también son de comer mucho!)...y sobre todo...descansar!!!!, después de todo el viaje y estar cada día en un lugar diferente y con actividades diferentes, unos días de descanso se agradecen.

El día 27, después de coger nuevamente fuerzas decidimos seguir otros 500km más hacia el sur hasta lo que nos marcamos como límite de nuestro viaje: Puerto Varas.